AIアート: Escena 1: Café parisino, década de 1950. Una mesa con cuatro sillas. Sartre, Beauvoir, Camus y Heidegger beben café. Lluvia suave afuera.** **Sartre:** (mirando por la ventana) —El mundo no tiene sentido… y eso es precisamente lo que nos hace libres. **Camus:** (encendiendo un cigarro) —Libre, sí, pero condenado a buscar sentido en un universo indiferente. El absurdo es la única certeza. **Beauvoir:** (tomando notas en una libreta) —Y en esa búsqueda, ¿qué hay de los otros? Nuestra libertad debe reconocer la libertad ajena. Si no, se convierte en opresión. **Heidegger:** (con voz grave y pausada) —Están todos distraídos por la libertad. La pregunta fundamental es: ¿por qué hay algo y no más bien nada? **Escena 2: Primer plano de Camus. Fondo: un sol brillante imaginario.** **Camus:** —El único problema filosófico serio es el suicidio. ¿Vale la pena vivir esta vida absurda? **Sartre:** (interrumpe) —¡Claro que sí! Aunque no haya un Dios, estamos condenados a ser libres. Nuestra existencia precede a nuestra esencia. **Beauvoir:** —Y esa libertad debe ejercerse con responsabilidad. No nacemos mujer: llegamos a serlo. Así también llegamos a ser humanos, éticamente. **Heidegger:** —Están perdiendo de vista el Ser. El Dasein —el ser-ahí— es un ser para la muerte. Es en la angustia donde comprendemos la Nada. **Escena 3: Todos en silencio. Camus sonríe levemente.** **Camus:** —Tal vez, al final, solo nos queda rebelarnos. Vivir sin esperanza, pero sin rendirse. Como Sísifo, imaginarlo feliz. **Sartre:** (levantando la taza) —A brindar, entonces, por una existencia sin excusas. **Beauvoir:** —Y con compromiso. **Heidegger:** —Y con apertura al misterio del Ser. **\[Fin
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Escena 1: Café parisino, década de 1950. Una mesa con cuatro sillas. Sartre, Beauvoir, Camus y Heidegger beben café. Lluvia suave afuera.** **Sartre:** (mirando por la ventana) —El mundo no tiene sentido… y eso es precisamente lo que nos hace libres. **Camus:** (encendiendo un cigarro) —Libre, sí, pero condenado a buscar sentido en un universo indiferente. El absurdo es la única certeza. **Beauvoir:** (tomando notas en una libreta) —Y en esa búsqueda, ¿qué hay de los otros? Nuestra libertad debe reconocer la libertad ajena. Si no, se convierte en opresión. **Heidegger:** (con voz grave y pausada) —Están todos distraídos por la libertad. La pregunta fundamental es: ¿por qué hay algo y no más bien nada? **Escena 2: Primer plano de Camus. Fondo: un sol brillante imaginario.** **Camus:** —El único problema filosófico serio es el suicidio. ¿Vale la pena vivir esta vida absurda? **Sartre:** (interrumpe) —¡Claro que sí! Aunque no haya un Dios, estamos condenados a ser libres. Nuestra existencia precede a nuestra esencia. **Beauvoir:** —Y esa libertad debe ejercerse con responsabilidad. No nacemos mujer: llegamos a serlo. Así también llegamos a ser humanos, éticamente. **Heidegger:** —Están perdiendo de vista el Ser. El Dasein —el ser-ahí— es un ser para la muerte. Es en la angustia donde comprendemos la Nada. **Escena 3: Todos en silencio. Camus sonríe levemente.** **Camus:** —Tal vez, al final, solo nos queda rebelarnos. Vivir sin esperanza, pero sin rendirse. Como Sísifo, imaginarlo feliz. **Sartre:** (levantando la taza) —A brindar, entonces, por una existencia sin excusas. **Beauvoir:** —Y con compromiso. **Heidegger:** —Y con apertura al misterio del Ser. **\[Fin
3 months ago