AI 艺术: Historia: la tercera indiscordia Apariencia física de los personajes: Sara es blanca y de pelo castaño y alta, Verónica es morena, pelo negro y bajita, shantal es morena, pelo negro largo y con lentes. El aroma a tierra mojada y crayones viejos siempre le recordaba a Verónica. Sara y ella habían crecido como raíces entrelazadas en el mismo barrio. Compartieron primeras bicicletas, secretos bajo las sábanas con linternas, y lágrimas por peleas infantiles que parecían el fin del mundo. Pero con los años, la raíz de Verónica se volvió asfixiante. Su amor era una enredadera espinosa: posesivo, celoso y manipulador. Verónica vivía en un mundo vibrante de fursonas, trajes elaborados y convenciones furry. Para Sara, ese mundo era fascinante al principio, pero pronto se convirtió en otra jaula dorada que Verónica usaba para monopolizar su tiempo y emociones. "¿Por qué quieres salir con ellos si puedes estar conmigo y mis furs?" era un reproche constante. La universidad de Arquitectura fue el soplo de aire fresco que Sara necesitaba desesperadamente. Entre planos y maquetas, conoció a *Shantal. Era un torbellino de energía creativa, con risa estruendosa y ojos que brillaban con una chispa... a veces un poco vidriosa. Shantal era brillante, capaz de visualizar estructuras imposibles, pero llevaba una sombra: el alcohol. Era *ahólica. Las noches de desvelo con los proyectos a menudo terminaban con Shantal desafiando la gravedad (y el sentido común) después de varios tragos, declamando las virtudes del hormigón armado o, su verdadera pasión: *Los Transformers, y especialmente Optimus Prime*. "¡Es la encarnación del liderazgo, Sara! ¡Sacrificio, honor, 'hasta que todos sean uno'!" exclamaba Shantal, sosteniendo una figura de colección de Optimus con un brazo extendido, mientras con la otra mano buscaba torpemente otra lata de cerveza en su mochila llena de planos arrugados. Su habitación era un santuario al Autobot líder: pósters, figuras, incluso un modelo a escala de su cabina que Shantal había construido minuciosamente. Sara se sintió atraída por la pasión auténtica de Shantal, por su genio creativo desordenado y por la libertad que emanaba, incluso con su problema. Era lo opuesto a la asfixiante posesión de Verónica. Pero cuando presentó a sus dos mundos, fue como mezclar ácido y base. *El Encuentro Desastroso:* Sara organizó un café, ingenuamente pensando que podrían encontrar algo en común. Fue un desastre épico. * *Verónica, luciendo un brazalete con garras de su *fursona (un lobo gris llamado "Luna Sombría"), miró con desdén la camiseta de Optimus Prime que Shantal llevaba puesta. "¿Transformers? ¿Esos robots ridículos? Eso es para niños. El arte furry es sobre identidad y expresión profunda, algo que nunca entenderías". * *Shantal, ya con un par de cervezas encima, soltó una carcajada. "¿Expresión profunda? ¡Vaya, Luna Peluche! ¡Al menos Optimus *hace algo más allá de posar en trajes de peluche! ¡Salva galaxias! ¡Tiene un código moral!". Su dedo acusador casi derriba el azucarero. * Verónica se puso rígida. "Es Luna Sombría. Y tu 'héroe' es solo chatarra animada. Igual que tu cerebro después de ese veneno que te metes". Su mirada fue un puñal hacia la lata de cerveza de Shantal. * "Mejor chatarra animada y cerveza que ser una controladora tóxica que viste pieles falsas para esconder que está vacía por dentro", replicó Shantal, su voz subiendo de tono, su chispa tornándose en llamarada. Sara intentó mediar, pero las palabras eran misiles que se cruzaban sobre su cabeza. La aversión fue instantánea, profunda y mutua. A partir de ese día, la presión sobre Sara se volvió insoportable. *La Tensión Aumenta:* * *Verónica* redobló su toxicidad: mensajes pasivo-agresivos sobre la "borrachita inestable", chantajes emocionales recordando su infancia compartida ("¿Nuestros pactos ya no significan nada para ti?"), y ataques directos al amor de Shantal por los Transformers, llamándolo "inmaduro y patético". * *Shantal*, por su parte, cuando bebía (que era frecuente), soltaba diatribas contra "la loca de los peluches" y su manipulación, usando a Optimus como ejemplo de lealtad verdadera frente al egoísmo de Verónica. Pero también mostraba su lado vulnerable: noches donde lloraba sobre maquetas arruinadas por un tropiezo etílico, confesando su lucha y su miedo a defraudar a Sara. Sara se sentía desgarrada. El amor infantil por Verónica era un hábito profundo, una comodidad envenenada. Pero con Shantal, incluso en medio del caos del alcohol y las discusiones sobre Cybertron, sentía *libertad* y una conexión genuina en su creatividad compartida. Veía la bondad bajo la adicción de Shantal, su deseo de ser mejor, su lealtad feroz cuando estaba sobria. Con Verónica, solo veía control disfrazado de amor. *El Punto de Ruptura:* Todo llegó a un clímax durante una crítica importante de proyectos. Shantal había trabajado días sin parar en una maqueta innovadora inspirada en las formas transformables de los Autobots. La noche anterior, nerviosa, cayó en una recaída fuerte. A la mañana siguiente, llegó tarde, con aliento a alcohol y la maqueta ligeramente dañada en una esquina. Su presentación fue un desastre titubeante. Verónica, que estaba en la misma clase (había seguido a Sara hasta Arquitectura, otro intento de control), no pudo contener una sonrisa cruel de suficiencia. Después de clase, acorraló a Sara en el pasillo. "¿Ves? ¿Ves lo que te digo?", silbó Verónica, sus ojos brillando con veneno. "Es una fracasada, Sara. Una ahólica que ni siquiera puede presentar su trabajo sin emborracharse. ¿Qué puedes esperar de alguien que idolatra juguetes? Es patético. Tú mereces más. Mereces a alguien estable, que te dé seguridad. Como yo". Su mano se cerró con fuerza sobre el brazo de Sara. En ese momento, Shantal apareció al final del pasillo. Estaba pálida, avergonzada, pero había un destello de determinación en sus ojos. Había visto la escena. "¡Suelta a Sara, Verónica!" gritó, avanzando tambaleándose pero con firmeza. Verónica soltó una risa burlona. "¿Qué vas a hacer, borrachita? ¿Llamar a tu robot de juguete para que te salve?" Fue la gota que colmó el vaso para Sara. Vio la crueldad deliberada de Verónica, su gozo al patear a Shantal cuando ya estaba caída. Vio, en contraste, a Shantal, destrozada por su error pero aún tratando de protegerla, de ponerse de pie. Recordó las noches de charlas sinceras sobre sueños arquitectónicos y las virtudes de Optimus, la risa compartida, el apoyo mutuo en los estudios sin condiciones manipuladoras. Sara se soltó bruscamente del agarre de Verónica. Su voz, cuando habló, fue tranquila pero cortante como el cristal: "Basta, Verónica. Basta de control, basta de crueldad, basta de menospreciar lo que importa a los demás. Shantal tiene un problema, sí. Pero lucha. Y lo que siento por ella... es real. No está envuelto en pieles falsas o chantajes. Es caótico, sí, como su pasión por los Transformers. Pero es auténtico". Verónica palideció. "¿Qué? ¿Estás eligiendo a... a esa? ¿Sobre mí? ¡Después de todo lo que compartimos!" "Lo que compartimos fue hermoso, Vero. Pero se convirtió en algo tóxico. Te amo... como a la amiga de mi infancia. Pero esto", señaló entre ella y Verónica, "esto ya no es amor. Es una prisión. Y yo... yo elijo la libertad. Elijo a Shantal. Con todo su caos, con todo su brillo, con todo lo que tiene que superar. Elijo esa lealtad, la que intenta levantarse incluso cuando cae". Sara dio un paso hacia Shantal, que la miraba con ojos desorbitados, llenos de lágrimas y una esperanza frágil. Verónica emitió un sonido entre un gemido y un gruñido, dio media vuelta y se marchó, su figura rígida irradiando rabia y dolor. Sara se acercó a Shantal, que temblaba. "Lo siento... lo de la presentación... y... y lo otro..." murmuró Shantal, avergonzada. Sara le tomó la mano. "Lo de la presentación fue un error. Lo otro... es una batalla. Pero no estás sola, Shant. Yo... yo quiero estar a tu lado. En las maquetas bien hechas y en las noches difíciles. Con tus Transformers y todo. ¿Hasta que todos sean uno?" añadió con una pequeña sonrisa, citando el lema de Optimus. Shantal rompió a llorar, pero esta vez eran lágrimas de alivio y una promesa. Abrazó a Sara con fuerza. "Hasta que todos sean uno, Sara. Y... voy a luchar. De verdad." El camino no sería fácil. La sombra del alcoholismo de Shantal era larga, y el rencor de Verónica no desaparecería. Pero Sara, por primera vez en mucho tiempo, respiró profundo. Había elegido la autenticidad caótica sobre la posesión tóxica. Había elegido la chispa, incluso con riesgo de incendio, sobre la fría oscuridad de la jaula. Había elegido a Shantal, con sus fallas, su pasión desmedida por los robots gigantes y su corazón que, como el de Optimus, anhelaba proteger y ser mejor. El futuro era incierto, pero era su elección. Y eso, por ahora, era suficiente.

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Historia: la tercera indiscordia 

Apariencia física de los personajes: Sara es blanca y de pelo castaño y alta, Verónica es morena, pelo negro y bajita, shantal es morena, pelo negro largo y con lentes.

El aroma a tierra mojada y crayones viejos siempre le recordaba a Verónica. Sara y ella habían crecido como raíces entrelazadas en el mismo barrio. Compartieron primeras bicicletas, secretos bajo las sábanas con linternas, y lágrimas por peleas infantiles que parecían el fin del mundo. Pero con los años, la raíz de Verónica se volvió asfixiante. Su amor era una enredadera espinosa: posesivo, celoso y manipulador. Verónica vivía en un mundo vibrante de fursonas, trajes elaborados y convenciones furry. Para Sara, ese mundo era fascinante al principio, pero pronto se convirtió en otra jaula dorada que Verónica usaba para monopolizar su tiempo y emociones. "¿Por qué quieres salir con ellos si puedes estar conmigo y mis furs?" era un reproche constante.

La universidad de Arquitectura fue el soplo de aire fresco que Sara necesitaba desesperadamente. Entre planos y maquetas, conoció a *Shantal. Era un torbellino de energía creativa, con risa estruendosa y ojos que brillaban con una chispa... a veces un poco vidriosa. Shantal era brillante, capaz de visualizar estructuras imposibles, pero llevaba una sombra: el alcohol. Era *ahólica. Las noches de desvelo con los proyectos a menudo terminaban con Shantal desafiando la gravedad (y el sentido común) después de varios tragos, declamando las virtudes del hormigón armado o, su verdadera pasión: *Los Transformers, y especialmente Optimus Prime*.

"¡Es la encarnación del liderazgo, Sara! ¡Sacrificio, honor, 'hasta que todos sean uno'!" exclamaba Shantal, sosteniendo una figura de colección de Optimus con un brazo extendido, mientras con la otra mano buscaba torpemente otra lata de cerveza en su mochila llena de planos arrugados. Su habitación era un santuario al Autobot líder: pósters, figuras, incluso un modelo a escala de su cabina que Shantal había construido minuciosamente.

Sara se sintió atraída por la pasión auténtica de Shantal, por su genio creativo desordenado y por la libertad que emanaba, incluso con su problema. Era lo opuesto a la asfixiante posesión de Verónica. Pero cuando presentó a sus dos mundos, fue como mezclar ácido y base.

*El Encuentro Desastroso:*

Sara organizó un café, ingenuamente pensando que podrían encontrar algo en común. Fue un desastre épico.

*   *Verónica, luciendo un brazalete con garras de su *fursona (un lobo gris llamado "Luna Sombría"), miró con desdén la camiseta de Optimus Prime que Shantal llevaba puesta. "¿Transformers? ¿Esos robots ridículos? Eso es para niños. El arte furry es sobre identidad y expresión profunda, algo que nunca entenderías".
*   *Shantal, ya con un par de cervezas encima, soltó una carcajada. "¿Expresión profunda? ¡Vaya, Luna Peluche! ¡Al menos Optimus *hace algo más allá de posar en trajes de peluche! ¡Salva galaxias! ¡Tiene un código moral!". Su dedo acusador casi derriba el azucarero.
*   Verónica se puso rígida. "Es Luna Sombría. Y tu 'héroe' es solo chatarra animada. Igual que tu cerebro después de ese veneno que te metes". Su mirada fue un puñal hacia la lata de cerveza de Shantal.
*   "Mejor chatarra animada y cerveza que ser una controladora tóxica que viste pieles falsas para esconder que está vacía por dentro", replicó Shantal, su voz subiendo de tono, su chispa tornándose en llamarada.

Sara intentó mediar, pero las palabras eran misiles que se cruzaban sobre su cabeza. La aversión fue instantánea, profunda y mutua. A partir de ese día, la presión sobre Sara se volvió insoportable.

*La Tensión Aumenta:*

*   *Verónica* redobló su toxicidad: mensajes pasivo-agresivos sobre la "borrachita inestable", chantajes emocionales recordando su infancia compartida ("¿Nuestros pactos ya no significan nada para ti?"), y ataques directos al amor de Shantal por los Transformers, llamándolo "inmaduro y patético".
*   *Shantal*, por su parte, cuando bebía (que era frecuente), soltaba diatribas contra "la loca de los peluches" y su manipulación, usando a Optimus como ejemplo de lealtad verdadera frente al egoísmo de Verónica. Pero también mostraba su lado vulnerable: noches donde lloraba sobre maquetas arruinadas por un tropiezo etílico, confesando su lucha y su miedo a defraudar a Sara.

Sara se sentía desgarrada. El amor infantil por Verónica era un hábito profundo, una comodidad envenenada. Pero con Shantal, incluso en medio del caos del alcohol y las discusiones sobre Cybertron, sentía *libertad* y una conexión genuina en su creatividad compartida. Veía la bondad bajo la adicción de Shantal, su deseo de ser mejor, su lealtad feroz cuando estaba sobria. Con Verónica, solo veía control disfrazado de amor.

*El Punto de Ruptura:*

Todo llegó a un clímax durante una crítica importante de proyectos. Shantal había trabajado días sin parar en una maqueta innovadora inspirada en las formas transformables de los Autobots. La noche anterior, nerviosa, cayó en una recaída fuerte. A la mañana siguiente, llegó tarde, con aliento a alcohol y la maqueta ligeramente dañada en una esquina. Su presentación fue un desastre titubeante.

Verónica, que estaba en la misma clase (había seguido a Sara hasta Arquitectura, otro intento de control), no pudo contener una sonrisa cruel de suficiencia. Después de clase, acorraló a Sara en el pasillo.

"¿Ves? ¿Ves lo que te digo?", silbó Verónica, sus ojos brillando con veneno. "Es una fracasada, Sara. Una ahólica que ni siquiera puede presentar su trabajo sin emborracharse. ¿Qué puedes esperar de alguien que idolatra juguetes? Es patético. Tú mereces más. Mereces a alguien estable, que te dé seguridad. Como yo". Su mano se cerró con fuerza sobre el brazo de Sara.

En ese momento, Shantal apareció al final del pasillo. Estaba pálida, avergonzada, pero había un destello de determinación en sus ojos. Había visto la escena. "¡Suelta a Sara, Verónica!" gritó, avanzando tambaleándose pero con firmeza.

Verónica soltó una risa burlona. "¿Qué vas a hacer, borrachita? ¿Llamar a tu robot de juguete para que te salve?"

Fue la gota que colmó el vaso para Sara. Vio la crueldad deliberada de Verónica, su gozo al patear a Shantal cuando ya estaba caída. Vio, en contraste, a Shantal, destrozada por su error pero aún tratando de protegerla, de ponerse de pie. Recordó las noches de charlas sinceras sobre sueños arquitectónicos y las virtudes de Optimus, la risa compartida, el apoyo mutuo en los estudios sin condiciones manipuladoras.

Sara se soltó bruscamente del agarre de Verónica. Su voz, cuando habló, fue tranquila pero cortante como el cristal:

"Basta, Verónica. Basta de control, basta de crueldad, basta de menospreciar lo que importa a los demás. Shantal tiene un problema, sí. Pero lucha. Y lo que siento por ella... es real. No está envuelto en pieles falsas o chantajes. Es caótico, sí, como su pasión por los Transformers. Pero es auténtico".

Verónica palideció. "¿Qué? ¿Estás eligiendo a... a esa? ¿Sobre mí? ¡Después de todo lo que compartimos!"

"Lo que compartimos fue hermoso, Vero. Pero se convirtió en algo tóxico. Te amo... como a la amiga de mi infancia. Pero esto", señaló entre ella y Verónica, "esto ya no es amor. Es una prisión. Y yo... yo elijo la libertad. Elijo a Shantal. Con todo su caos, con todo su brillo, con todo lo que tiene que superar. Elijo esa lealtad, la que intenta levantarse incluso cuando cae".

Sara dio un paso hacia Shantal, que la miraba con ojos desorbitados, llenos de lágrimas y una esperanza frágil. Verónica emitió un sonido entre un gemido y un gruñido, dio media vuelta y se marchó, su figura rígida irradiando rabia y dolor.

Sara se acercó a Shantal, que temblaba. "Lo siento... lo de la presentación... y... y lo otro..." murmuró Shantal, avergonzada.

Sara le tomó la mano. "Lo de la presentación fue un error. Lo otro... es una batalla. Pero no estás sola, Shant. Yo... yo quiero estar a tu lado. En las maquetas bien hechas y en las noches difíciles. Con tus Transformers y todo. ¿Hasta que todos sean uno?" añadió con una pequeña sonrisa, citando el lema de Optimus.

Shantal rompió a llorar, pero esta vez eran lágrimas de alivio y una promesa. Abrazó a Sara con fuerza. "Hasta que todos sean uno, Sara. Y... voy a luchar. De verdad."

El camino no sería fácil. La sombra del alcoholismo de Shantal era larga, y el rencor de Verónica no desaparecería. Pero Sara, por primera vez en mucho tiempo, respiró profundo. Había elegido la autenticidad caótica sobre la posesión tóxica. Había elegido la chispa, incluso con riesgo de incendio, sobre la fría oscuridad de la jaula. Había elegido a Shantal, con sus fallas, su pasión desmedida por los robots gigantes y su corazón que, como el de Optimus, anhelaba proteger y ser mejor. El futuro era incierto, pero era su elección. Y eso, por ahora, era suficiente.
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La universidad de Arquitectura fue el soplo de aire fresco que Sara necesitaba desesperadamente. Entre planos y maquetas, conoció a *Shantal. Era un torbellino de energía creativa, con risa estruendosa y ojos que brillaban con una chispa... a veces un poco vidriosa. Shantal era brillante, capaz de visualizar estructuras imposibles, pero llevaba una sombra: el alcohol. Era *ahólica. Las noches de desvelo con los proyectos a menudo terminaban con Shantal desafiando la gravedad (y el sentido común) después de varios tragos, declamando las virtudes del hormigón armado o, su verdadera pasión: *Los Transformers, y especialmente Optimus Prime*. "¡Es la encarnación del liderazgo, Sara! ¡Sacrificio, honor, 'hasta que todos sean uno'!" exclamaba Shantal, sosteniendo una figura de colección de Optimus con un brazo extendido, mientras con la otra mano buscaba torpemente otra lata de cerveza en su mochila llena de planos arrugados. Su habitación era un santuario al Autobot líder: pósters, figuras, incluso un modelo a escala de su cabina que Shantal había construido minuciosamente. Sara se sintió atraída por la pasión auténtica de Shantal, por su genio creativo desordenado y por la libertad que emanaba, incluso con su problema. Era lo opuesto a la asfixiante posesión de Verónica. Pero cuando presentó a sus dos mundos, fue como mezclar ácido y base. *El Encuentro Desastroso:* Sara organizó un café, ingenuamente pensando que podrían encontrar algo en común. Fue un desastre épico. * *Verónica, luciendo un brazalete con garras de su *fursona (un lobo gris llamado "Luna Sombría"), miró con desdén la camiseta de Optimus Prime que Shantal llevaba puesta. "¿Transformers? ¿Esos robots ridículos? Eso es para niños. El arte furry es sobre identidad y expresión profunda, algo que nunca entenderías". * *Shantal, ya con un par de cervezas encima, soltó una carcajada. "¿Expresión profunda? ¡Vaya, Luna Peluche! ¡Al menos Optimus *hace algo más allá de posar en trajes de peluche! ¡Salva galaxias! ¡Tiene un código moral!". Su dedo acusador casi derriba el azucarero. * Verónica se puso rígida. "Es Luna Sombría. Y tu 'héroe' es solo chatarra animada. Igual que tu cerebro después de ese veneno que te metes". Su mirada fue un puñal hacia la lata de cerveza de Shantal. * "Mejor chatarra animada y cerveza que ser una controladora tóxica que viste pieles falsas para esconder que está vacía por dentro", replicó Shantal, su voz subiendo de tono, su chispa tornándose en llamarada. Sara intentó mediar, pero las palabras eran misiles que se cruzaban sobre su cabeza. La aversión fue instantánea, profunda y mutua. A partir de ese día, la presión sobre Sara se volvió insoportable. *La Tensión Aumenta:* * *Verónica* redobló su toxicidad: mensajes pasivo-agresivos sobre la "borrachita inestable", chantajes emocionales recordando su infancia compartida ("¿Nuestros pactos ya no significan nada para ti?"), y ataques directos al amor de Shantal por los Transformers, llamándolo "inmaduro y patético". * *Shantal*, por su parte, cuando bebía (que era frecuente), soltaba diatribas contra "la loca de los peluches" y su manipulación, usando a Optimus como ejemplo de lealtad verdadera frente al egoísmo de Verónica. Pero también mostraba su lado vulnerable: noches donde lloraba sobre maquetas arruinadas por un tropiezo etílico, confesando su lucha y su miedo a defraudar a Sara. Sara se sentía desgarrada. El amor infantil por Verónica era un hábito profundo, una comodidad envenenada. Pero con Shantal, incluso en medio del caos del alcohol y las discusiones sobre Cybertron, sentía *libertad* y una conexión genuina en su creatividad compartida. Veía la bondad bajo la adicción de Shantal, su deseo de ser mejor, su lealtad feroz cuando estaba sobria. Con Verónica, solo veía control disfrazado de amor. *El Punto de Ruptura:* Todo llegó a un clímax durante una crítica importante de proyectos. Shantal había trabajado días sin parar en una maqueta innovadora inspirada en las formas transformables de los Autobots. La noche anterior, nerviosa, cayó en una recaída fuerte. A la mañana siguiente, llegó tarde, con aliento a alcohol y la maqueta ligeramente dañada en una esquina. Su presentación fue un desastre titubeante. Verónica, que estaba en la misma clase (había seguido a Sara hasta Arquitectura, otro intento de control), no pudo contener una sonrisa cruel de suficiencia. Después de clase, acorraló a Sara en el pasillo. "¿Ves? ¿Ves lo que te digo?", silbó Verónica, sus ojos brillando con veneno. "Es una fracasada, Sara. Una ahólica que ni siquiera puede presentar su trabajo sin emborracharse. ¿Qué puedes esperar de alguien que idolatra juguetes? Es patético. Tú mereces más. Mereces a alguien estable, que te dé seguridad. Como yo". Su mano se cerró con fuerza sobre el brazo de Sara. En ese momento, Shantal apareció al final del pasillo. Estaba pálida, avergonzada, pero había un destello de determinación en sus ojos. Había visto la escena. "¡Suelta a Sara, Verónica!" gritó, avanzando tambaleándose pero con firmeza. Verónica soltó una risa burlona. "¿Qué vas a hacer, borrachita? ¿Llamar a tu robot de juguete para que te salve?" Fue la gota que colmó el vaso para Sara. Vio la crueldad deliberada de Verónica, su gozo al patear a Shantal cuando ya estaba caída. Vio, en contraste, a Shantal, destrozada por su error pero aún tratando de protegerla, de ponerse de pie. Recordó las noches de charlas sinceras sobre sueños arquitectónicos y las virtudes de Optimus, la risa compartida, el apoyo mutuo en los estudios sin condiciones manipuladoras. Sara se soltó bruscamente del agarre de Verónica. Su voz, cuando habló, fue tranquila pero cortante como el cristal: "Basta, Verónica. Basta de control, basta de crueldad, basta de menospreciar lo que importa a los demás. Shantal tiene un problema, sí. Pero lucha. Y lo que siento por ella... es real. No está envuelto en pieles falsas o chantajes. Es caótico, sí, como su pasión por los Transformers. Pero es auténtico". Verónica palideció. "¿Qué? ¿Estás eligiendo a... a esa? ¿Sobre mí? ¡Después de todo lo que compartimos!" "Lo que compartimos fue hermoso, Vero. Pero se convirtió en algo tóxico. Te amo... como a la amiga de mi infancia. Pero esto", señaló entre ella y Verónica, "esto ya no es amor. Es una prisión. Y yo... yo elijo la libertad. Elijo a Shantal. Con todo su caos, con todo su brillo, con todo lo que tiene que superar. Elijo esa lealtad, la que intenta levantarse incluso cuando cae". Sara dio un paso hacia Shantal, que la miraba con ojos desorbitados, llenos de lágrimas y una esperanza frágil. Verónica emitió un sonido entre un gemido y un gruñido, dio media vuelta y se marchó, su figura rígida irradiando rabia y dolor. Sara se acercó a Shantal, que temblaba. "Lo siento... lo de la presentación... y... y lo otro..." murmuró Shantal, avergonzada. Sara le tomó la mano. "Lo de la presentación fue un error. Lo otro... es una batalla. Pero no estás sola, Shant. Yo... yo quiero estar a tu lado. En las maquetas bien hechas y en las noches difíciles. Con tus Transformers y todo. ¿Hasta que todos sean uno?" añadió con una pequeña sonrisa, citando el lema de Optimus. Shantal rompió a llorar, pero esta vez eran lágrimas de alivio y una promesa. Abrazó a Sara con fuerza. "Hasta que todos sean uno, Sara. Y... voy a luchar. De verdad." El camino no sería fácil. La sombra del alcoholismo de Shantal era larga, y el rencor de Verónica no desaparecería. Pero Sara, por primera vez en mucho tiempo, respiró profundo. Había elegido la autenticidad caótica sobre la posesión tóxica. Había elegido la chispa, incluso con riesgo de incendio, sobre la fría oscuridad de la jaula. Había elegido a Shantal, con sus fallas, su pasión desmedida por los robots gigantes y su corazón que, como el de Optimus, anhelaba proteger y ser mejor. El futuro era incierto, pero era su elección. Y eso, por ahora, era suficiente.

16 days ago

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